quinta-feira, 11 de abril de 2013

Sem direito a comer


Esther Vivas
Militante de Izquierda Anticapitalista. Miembro de la Red de Consumo Solidario y de la Campaña ‘No te comas el mundo’.Miembro de Revolta Global-Esquerra Anticapitalista y del Centro de Estudios sobre Movimientos Sociales (CEMS) de la UPF.
Adital
Tradução: ADITAL


Nos dizem que querem acabar com a fome no mundo, que se não for possível alcança-lo até 2015, alcançarão mais adiante. Agora, quando caducam os Objetivos de Desenvolvimento do Milênio (ODM), sem ter conseguido nada, inventam novos conceitos, como a Agenda para o Desenvolvimento Pós-2015 e nos dizem que esperemos e confiemos, que deixemos tudo em suas mãos, que agora é definitivo. E a história, ou a mentira, se repete...
Os Objetivos do Desenvolvimento do Milênio, impulsionados pelas Nações Unidas em 2000, acabaram no papel, como acabará a Agenda para o Desenvolvimento Pós-2015 ou o que venha por aí. Porque pôr fim à fome não depende de declarações de boas intenções, nem de acordos assinados, nem de firmes lideranças, nem de firmes lideranças nas altas esferas... depende única e exclusivamente da vontade política. E esta não existe.
De ditos temas trata a Consulta de Alto Nível das Nações Unidas sobre a Fome, a Segurança Alimentar e Nutrição, que se realiza hoje (04/04/2013) em Madri, no marco de uma série de diálogos internacionais promovidos pela ONU, e que reúne desde seu secretário geral, Ban Ki-Moon, ao presidente Mariano Rajoy, a flor e nata da ONU e a representantes do mundo empresarial, acadêmico... Seu objetivo: discutir sobre como enfrentar a fome a partir de 2015, data em que se concluem os ODMs. O fato de que os governos que nos conduziram a essa situação de bancarrota são os mesmos que lideram esse processo, é sinal de que vamos mal.
Os artífices do recortável, que dispararam as cifras da fome aqui e em escala internacional, pouco, ou nada têm a contribuir a respeito. No Estado Espanhol e segundo dados de 2010, do Instituto Nacional de Estatística, calcula-se que pelo menos 1.100.000 pessoas passam fome e não ingerem as calorias e proteínas mínimas necessárias. Uma cifra que no atual contexto de crise econômica, social, de paralisação e precariedade seguro é maior. E não só isso. O governo espanhol, anfitrião da Consulta da ONU, é o mesmo que aniquilou a Ajuda Oficial ao Desenvolvimento, reduzindo sua partida à mínima expressão, situando-a em níveis de 1990 e à reboque da União Europeia. Essa é a solidariedade do governo com os países do Sul: zero.
Las Naciones Unidas nos dicen que para poner fin al hambre tenemos que confiar en el crecimiento. Lo señala en su informe El Estado de la Inseguridad Alimentaria en el Mundo 2012: "Los pobres deben participar en el proceso de crecimiento y sus beneficios. El crecimiento debe lograrse con la participación de los pobres y extenderse a estos”. Y añade: "El crecimiento agrícola es particularmente eficaz para reducir el hambre y la malnutrición”. Pero ahí no está el problema. No se trata de querer arrancar de nuevo la maquinaria del crecimiento económico como fórmula mágica. Lo que necesitamos es redistribución y justicia. Especialmente en las políticas agrícolas y alimentarias, donde toneladas de alimentos acaban diariamente en la basura, entretanto 870 millones de personas en todo el mundo pasan hambre. No más riqueza concentrada en pocas manos, sino más democracia.
La producción de alimentos desde los años 60 se ha multiplicado por tres, según indica la organización GRAIN, mientras que la población mundial, desde entonces, tan solo se ha duplicado. Hay una cantidad ingente de comida, mayor que en ningún otro período en la historia, pero si no tienes dinero para pagarla o acceso a la tierra, al agua, a las semillas… para producirla, no comes. No se trata de producir más alimentos, sino de repartir los que ya existen. Es todo el modelo agroalimentario, al servicio de unos pocos intereses privados, el que falla.
El hambre, señalan medios e instituciones internacionales, es fruto de fenómenos meteorológicos y conflictos bélicos. No sólo ni principalmente, añado. Las causas del hambre son políticas y tienen que ver con quienes controlan las políticas agrícolas y alimentarias, a quienes benefician, y en manos de quien están los medios de producción de alimentos. Sólo así se explica que países como Haití, que en los años 70 producía suficiente arroz para alimentar a su población, hoy sea uno de los países más afectados por el hambre. Desde los años 80 a la actualidad, las políticas de liberalización comercial, de invasión de sus mercados con productos subvencionados de multinacionales del Norte vendidos por debajo de su precio de coste, etc. han acabado con sus sistemas agrícolas, anulado su soberanía alimentaria y convertido el país en dependiente de la compra de comida a empresas extranjeras. No es el azar el que ha conducido a Haití, como tantos otros países, al hambre, sino la política.
En el contexto actual de crisis profunda del sistema, los bienes comunes se convierten en la nueva fuente de negocio del capital. Se intensifica el acaparamiento de tierras, la privatización del agua, la especulación con la comida. En otras palabras, lo que el geógrafo David Harvey llama la acumulación por desposesión. O como hacerse rico a costa de privatizar lo de la mayoría. Y dichos procesos no hacen sino aumentar las causas del hambre, dejando a muchos sin derecho a comer.
[*Artículo publicado en Público, 04/04/2013. +info: http://esthervivas.com].

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